Carrico de San Juan
Bocina
Número de inventario
DESS01073
Clasificación genérica
Metalistería
Materias
Pintura, Metal
Técnicas
Pintado, Forjado, Cortado, Montado
Forma de ingreso
Depósito temporal
Titular del depósito
Hermandad de San Juan Evangelista de Hellín
Nombre específico
Carrico de San Juan
Tipología
Uso/Función
Simbólico, Representativo
Alto
Ancho
70
Longitud
290
Procedencia/hallazgo
Contexto cultural
Época Contemporánea
Datación
c. 1960
Autor/Taller
Rafael Sánchez Martínez “Limorti”; y otros desconocidos
Lugar de producción
Hellín
Descripción
El Carrico es una trompeta larga o bocina, de casi tres metros de longitud, cuyo extremo distal representa la cabeza de un dragón, apoyada sobre un eje con dos ruedas que facilita su traslado. Está realizada en hojalata, pintada de vivos colores, los característicos de la Hermandad, el blanco y el verde.
El carrico de San Juan actual fue restaurado a mediados del siglo XX por Rafael Sánchez “Limorti” debido a su mal estado de conservación. Del original tan solo se conserva la boquilla y las ruedas.
Clasificación razonada
El carrico es una trompeta larga o bocina, de casi tres metros de longitud, cuyo extremo distal representa la cabeza de un dragón, apoyada sobre un eje con dos ruedas que facilita su traslado.
Se trata de un instrumento nada fácil de tocar, que emite un sonido grave e irregular. Durante las procesiones, hasta hace unas décadas, uno de los hermanos hacía sonar el carrico con una melodía o toque característico, que se ha perdido en la actualidad, aunque en el caso de esta Hermandad, se ha recuperado en los últimos años.
Las bocinas son un elemento característico de muchas procesiones de Semana Santa. Las más antiguas eran de grandes dimensiones, portadas con la ayuda de ruedas, y todavía se pueden ver en numerosas poblaciones del sureste peninsular, como Crevillente, Cartagena, Murcia, Totana, Tobarra o Chinchilla, donde se las conoce como bozainas. En nuestra Semana Santa se conserva además el conocido como carrico de la Magdalena.
Esas bocinas, características de los desfiles procesionales desde el siglo XVII, dejaron de tocarse en muchos lugares, desapareciendo en ocasiones, o convirtiéndose en testimonios mudos en otros, donde las bocinas se han convertido en meros ornamentos de pequeño tamaño portados por acólitos.
Las bocinas son un recuerdo de los antiguos tubos fúnebres que anunciaban al pueblo las manifestaciones de penitencia, como las esquilas (campanillas) del muñidor, hacían las veces de anunciadoras del cortejo procesional. Hay quien ha querido ver en ellas un símbolo de las trompetas usadas por tropas romanas que acompañaron a Jesús camino del Monte Calvario.
Iconografía
Cierto es que solemos ver representado a San Juan con un águila o, incluso, con un caldero de aceite hirviendo o una palma. Pero, la verdad, es que uno de sus atributos más repetidos en el arte desde el siglo XIII es una cáliz con un dragón que sale de su interior.
San Juan Evangelista con un dragón saliendo de una copa, alude al episodio en el que el sacerdote Aristodemo le desafió a beber veneno de la ponzoña; el santo se santiguó antes de beber, neutralizando así el poder del veneno. El dragón es, así, el símbolo del veneno que, según la Leyenda Áurea, bebió para demostrar la verdad de su predicación.
Conservación
El objeto presenta un estado de conservación aceptable, con algunos desperfectos de pintura y en las cubiertas de las ruedas por el uso realizado.