Nacimiento de Jesús
Grupo escultórico
Número de inventario
DEBA0102
Clasificación genérica
Escultura, Escultura Religiosa, Imaginería
Materias
Estuco, Madera, Pintura, Metal, Piel
Técnicas
Pintado, Moldeado
Forma de ingreso
Depósito temporal
Titular del depósito
Asociación de amas de casa de Hellín
Nombre específico
Nacimiento; Pesebre
Tipología
Uso/Función
Religioso, Simbólico
Alto
90 (San José); 70 (María); 40 (Buey y mula); 20 (Jesús)
Ancho
35
Longitud
50 (Jesús); 35
Procedencia/hallazgo
Contexto cultural
Época Contemporánea
Datación
c. 1970
Autor/Taller
Desconocido. Taller procedente de Olot
Lugar de producción
Olot (Girona)
Descripción
Conjunto formado por cinco figuras escultóricas y varios elementos muebles accesorios. Las cinco figuras, exentas, se apoyan en peanas de escayola policromada de diferentes tamaños y una altura en torno a los 5 centímetros.
La primera de ellas representa a Jesús, recién nacido, tumbado en decúbito supino, con los brazos ligeramente flexionados, manos abiertas, y la pierna derecha flexionada y levantada. Su vestimenta se restringe a un paño colocado a la altura de la cintura. Está acostado sobre una piel natural de color blanco, y presenta, incrustadas en la nuca, unas potencias metálicas de color dorado.
La Virgen María está representada sentada en una silla de respaldo, con los brazos unidos por las manos sobre el regazo. Cabeza ligeramente flexionada hacia adelante y pierna izquierda levemente atrasada. Viste túnica de color rosa, con decoración de motivos vegetales dorados en el pecho, manto de color azul celeste con decoración de motivos vegetales en los ribetes, de color dorado. Porta pañuelo a modo de tocado en la cabeza de color blanco. En la cabeza aureola metálica de color dorado incrustada en la nuca.
San José se representa de pie, con la pierna derecha ligeramente adelantada, los brazos flexionados y las manos unidas a la altura del pecho. Viste túnica de color marrón oscuro, ceñida a la cintura con cordón simulado, decorada con motivos vegetales de color dorado en los ribetes, dejando a la vista parcialmente el pie derecho. Sobre la túnica, mano de color castaño con decoración vegetal de color dorado, colocada sobre el hombro derecho y recogida en el brazo izquierdo. Lleva aureola metálica de color dorado, y vara con nardos que se coloca en agujero practicado entre las manos.
Las otras dos figuras son sendas representaciones de animales, un buey y una mula, acostados y con las patas flexionadas. El buey tiene fragmentado el cuerno derecho.
Clasificación razonada
Aunque las esculturas de los santos de Olot se encuentran sin duda entre las manifestaciones más recurrentes del arte sacro del siglo XX, nunca se han apreciado plenamente. Un factor importante en esta situación fue el tradicional desprecio de la élite cultural por las obras de arte producidas en serie. Este rechazo se basa en la concepción de la obra de arte como un objeto único e irrepetible, pero también se refuerza como una reacción de clase contra un tipo de objeto que goza de una fuerte aceptación popular.
Sin embargo, a pesar de la revalorización de este tipo de kitsch a partir de los años sesenta y, sobre todo, de los ochenta, las imágenes religiosas producidas en Olot tuvieron desde el principio una fuerte inspiración artística. Por lo tanto, los objetos creados, aunque producidos industrialmente en serie, tenían desde el principio un innegable valor estético.
El proceso de creación de estos santos no ha cambiado mucho desde sus orígenes hasta la actualidad. Comienza con el modelado de la figura original en arcilla, a partir de la cual se elabora un molde de escayola y una estructura de madera dividida en dos partes que encajan perfectamente, cubiertas en su interior por una capa de gelatina para que la masa de cartón y madera con la que se elabora la figura no se pegue al molde. A continuación, cada parte del molde se cubre con pasta, se sella y se deja secar. Cuando el molde se ha secado, se abre, se saca la figura y se retira la gelatina, se pulen las superficies, se añaden los detalles y las partes de la figura que no estaban en el molde y se colocan los ojos de cristal en sus órbitas, para lo cual es necesario serrar la parte superior de la cabeza, que se repondrá más tarde. Por último, se pinta la figura y se añaden los accesorios para representar al santo.
Esta falta de innovación en el proceso técnico de producción, así como la repetición constante de los mismos modelos a lo largo del tiempo, hace muy difícil situar una obra concreta, como la que nos ocupa, en el largo periodo de actividad de este taller de imágenes religiosas. Las variaciones en el aspecto final de las figuras tras la pintura son habituales, pero están relacionadas con la categoría del cuadro. Así, se pueden distinguir tres categorías, en función de que los ornamentos y las vestiduras del santo estén decorados con cenefas y dorados, que en este caso suelen estar pintados con brocados, pero que en los casos más lujosos pueden consistir en placas de oro. La ausencia de tales detalles en este conjunto escultórico nos enfrenta, pues, a una imagen inferior, pero no nos permite establecer la cronología, aunque todo apunta que sería realizada en la década de los años 70 del siglo XX.
El Nacimiento de Cristo es uno de los temas más representados por el mundo cristiano medieval, así que las formas de representación y variaciones iconográficas son numerosísimas. Las figuras que nos ayudan a distinguirlo son la Virgen, José y el recién nacido, aunque su disposición, actitudes y ambientación
En cualquier parte del mundo esta es la estructura básica de un nacimiento, aunque a veces se le añaden animales, ángeles, pastores y los tres Reyes Magos.
Es importante recalcar que el “Misterio” se diferencia claramente de otras representaciones en las que están las figuras de María y José, ya que en esta destaca que el Niño Dios está recién nacido y en el pesebre, mientras que, por ejemplo, en la denominada “Sagrada Familia” si bien aparecen de nuevo estos mismos tres personajes, Jesús ya es más grande (contando con unos tres/cuatro años). Otra escena muy característica sería la de la “huida de Egipto” donde aparece la virgen María sobre el burro cargando al Niño Jesús y José guiando al animal pero es perfectamente reconocible y muy diferente al Misterio del Nacimiento.
Podría considerarse, por tanto, que el nacimiento de Cristo es una creación iconográfica de la Edad Media. La novedad del nacimiento de Cristo estriba en que resalta su naturaleza humana además de divina, lo que hace que aparezcan elementos como la cueva, el pesebre, los animales de compañía, o las parteras, todos ellos dotando de cierta cercanía y cotidianeidad a la escena.
El tema del Nacimiento continúa más allá del siglo XV, proyectandose en la Edad Moderna y Contemporánea, manteniendo en esencia los mismos rasgos iconográficos ya definidos en la Edad Media.
Generalmente se admite la existencia de dos grandes modos de representación, el oriental o bizantino y el occidental. En el primero las imágenes se presentan bajo un entorno montañoso inspirado en la gruta subterránea de los apócrifos, una multitud de personajes y hechos extraídos de muy diversas fuentes: la Virgen, el Niño sobre el pesebre, el anuncio a los pastores, la adoración de los ángeles, la llegada de los Magos, José y las parteras, el astro en el cielo, el buey y la mula, el baño del recién nacido, etc
Por el contrario, en las obras de arte de influencia occidental se tiende a ubicar el nacimiento en un humilde establo y a centrar el foco de atención en la sagrada familia (María, José y el Niño), aunque sin prescindir totalmente de alguna que otra figura secundaria animales, ángeles o los pastores.
Iconografía
Conservación
El grupo presenta un estado de conservación bueno. Se observan daños en el buey (punta del cuerno derecho fracturado), y en las aureolas de San José y María, con pérdida de algún enganche.